Por ley, las mascotas como los perros, gatos y hurones tienen la obligación de estar identificadas y registradas, con el fin de poder identificar al animal en caso de que este se haya extraviado o también para depurar responsabilidades en caso de que la mascota tuviera un accidente con otro animal o ser humano.
El método empleado para la identificación de mascotas en España es el microchip, que se utiliza como sistema de marcaje. Cada Comunidad Autónoma tiene su propia regulación en la materia, aunque en cualquier caso se ve obligatorio el poder identificar al animal en cualquier momento mediante este método.
Los límites legales para la implantación del microchip y el registro de la mascota van desde el momento de su nacimiento hasta un máximo de tres meses. En caso de que haya sido adoptada o adquirida de forma comercial, se posee un mes de tiempo tras el momento de la acogida para identificarla y registrarla.
Como ya hemos dicho, este método es imprescindible para que cuando un animal se extravía, pueda ser recuperado y devuelto a sus dueños gracias a los datos que contiene este microchip. De esta forma también se pretende luchar contra el abandono de mascotas e incrementar las devoluciones de los animales perdidos. Una parte de las mascotas que llegan a los refugios no corresponden a abandonos si no a pérdidas, y esto puede atajarse fácilmente gracias a la identificación. Tanto si tiene un perro como un gato, es imprescindible su registro mediante un microchip que ayude a identificarlos en caso de pérdida.
Otro de los usos que se le da a este sistema es el de identificar al animal y a su dueño en caso de que este agrediese a un viandante en la calle. La posesión de un perro implica una responsabilidad civil y penal. Si la mascota muerde a un ciudadano o realiza algún destrozo en la vía pública, el animal deberá ser identificado para poder remitir una sanción a su dueño.
Este proceso debe llevarse a cabo con la ayuda de un veterinario. Antes de marcar a la mascota se deberá revisar que no tenga un registro posterior, puesto que de ser así el profesional debería validar la identidad del animal. De no ser así, el proceso continúa con la inserción de un microchip subcutáneo, del grosor de un grano de arroz, que se introduce mediante una inyección a nivel de piel en un lateral del cuello del animal. En este microchip se halla un transpondedor que posee un código único con el que se realiza la identificación de la mascota. Los veterinarios podrán leer este microchip con la ayuda de un lector especial para tal fin.
El trámite continúa dando de alta al animal en el registro oficial, para lo que el dueño deberá aportar unos datos de forma obligatoria, que son:
La identificación electrónica deberá aparecer en un documento de identidad del animal. Este documento y el microchip se considera como el DNI de los perros y gatos, que será registrado en el registro municipal, aunque cada normativa puede establecer sus propias reglas.
La unificación de los registros municipales se reúne en el organismo conocido como Registro Central de Animales de Compañía que regulan las Comunidades Autónomas, que a su vez se integra en la Red Española de Identificación de Animales de Compañía.
Estos trámites de alta en el registro se realizarán por parte del veterinario encargado de su identificación, que tiene 72 horas para hacerlo una vez implantado el microchip.
Por otro lado, debemos destacar que los perros potencialmente peligrosos se inscriben en un registro especializado, conocido como Registro de Perros Potencialmente Peligrosos. El propietario del animal tendrá que cumplimentar un documento y adjuntar el justificante de la Licencia de Tenencia de Animales Potencialmente Peligrosos, la cartilla sanitaria del animal, certificado sanitario expedido por un veterinario colegiado, y el número del microchip.